He hablado de las comas que no
deben ponerse y de aquellas que son obligatorias. Veamos qué sucede con
aquellas que pueden ponerse a elección de quien escribe.
Muchas veces una coma no
cambia el sentido ni el contenido de una oración; es el caso de las
conjunciones o locuciones conjuntivas (así pues, por tanto, entonces, pues, por
consiguiente y otras) que pueden dejar de llevar comas correlativas o
consecutivas-una delante y otra detrás- cuando ya en la oración aparecen otras
comas más importantes, tales como en enumeraciones, elipsis, oraciones
intercaladas. Estas comas pueden omitirse para no entorpecer la lectura con
tantas pausas. Por ejemplo: Habíamos
caminado mucho, estábamos muy cansados, teníamos hambre, y no podíamos por
tanto sentarnos a escuchar un sermón.
De igual manera sucede con los
adverbios y con las locuciones adverbiales (además, entonces, si acaso y muchas
otras), como en los siguientes ejemplos: Dime,
entonces, si vendrás o no. Ella, no obstante, llegó temprano.
Por regla general esas comas
que deben ponerse en el texto se omiten en el lenguaje hablado.
También es opcional escribir o
no la coma antes de la y u o que pone fin a una enumeración
si se quiere destacar el último elemento de lo enunciado, como en el ejemplo que sigue:
Vendrán a comer Marta, Juan, Daniel, Raquel, y el aburrido de Andrés.
Asimismo puede ponerse una coma
antes de la y cuando ésta enlaza elementos donde ya existe esa conjunción: Jugamos y comimos en el club, y dormimos en
un hostal cercano.
De igual manera se puede
ubicar una coma detrás de un complemento antepuesto al verbo: En tal caso, asumo toda la responsabilidad.
Como se ve, existen algunas
normas que no es posible eludir para poner las comas en un texto, pero hay
otros casos en los que quien escribe decide si las pone o no.