lunes, 12 de octubre de 2020

PALABRAS DE MÁS

Varias veces he insistido en que cuando se escribe, hay que tener en cuenta las cuatro condiciones de un buen texto: claro, preciso, conciso y correcto.

La claridad es definitiva: hay que saber qué se va a decir, y escribirlo con conceptos que no dejen dudas en cuanto a su contenido; por ejemplo, no decir “no es muy alto” cuando debe decirse “es bajo”..

La claridad va de la mano de la precisión; sin la una no existe la otra. Y en cuanto a la concisión, a veces es la condición más difícil de cumplir unida al desconocimiento de la gramática lo  cual lleva al escritor a producir textos incorrectos.

 

En mi tarea de correctora de estilo y ortotipográfica veo con mucha frecuencia los errores de concisión sobre todo en el uso de los verbos. Y aquí van algunos ejemplos tomados de varias fuentes:

 

Ø      ”El acusado reconoció el delito del que se le acusa”, es decir, El acusado admitió o aceptó el delito “

Ø      “…llegaron al sitio y  tiraron las líneas del plano correspondiente” debió decirse: “…trazaron el plano”

Ø      “Cambiaron el color verde del vestido por marrón” en lugar de “Tiñeron el vestido”

Ø      “Corroboraron la verdad de lo dicho en el interrogatorio” en vez de: “Ratificaron lo dicho en el interrogatorio.”

Ø      “Este ingrediente produce un efecto perjudicial en el organismo” .Es más directo decir: “Este ingrediente perjudica al organismo”

Ø      “Durante la mañana probaron el producto para valorar su sabor” es decir, "Durante la mañana degustaron el producto"

Ø      “El Congreso dejó sin efecto dicha Ley” Es más correcto decir: El Congreso derogó dicha Ley.

Ø       

Muchas veces es cuestión de tener un vocabulario amplio para resumir un concepto en una palabra; y el vocabulario se aumenta al leer y buscar en un buen diccionario el significado de las palabras desconocidas.

lunes, 5 de octubre de 2020

ORIENTACIÓN VOCACIONAL: CLAVE PARA UN FUTURO EXITOSO

 

Cuando yo ingresé a la Universidad nadie orientaba sobre las carreras disponibles; generalmente los hijos seguían las carreras de sus padres o de algún pariente cercano y ni se les ocurría estudiar algo diferente.

Los resultados, muchas veces, no eran los mejores, porque el hecho de que un papá sea un buen ingeniero, no significa que el hijo tenga sus mismas aptitudes.

A veces algún estudiante con su flamante diploma de bachiller se aventuraba a escoger una carrera nueva, y tal vez llegaba a ser un excelente profesional.

Pero conozco el caso de una estudiante que decidió estudiar enfermería; una universidad privada, bastante costosa, por cierto, la ofrecía en su abanico de posibilidades.

Con mucho esfuerzo los papás reunieron lo necesario para pagar la matrícula y la muchachita empezó sus estudios sin mucho entusiasmo, pero ya estaba ahí y había que seguir. Cursó seis semestres de los diez de que constaba la carrera y no aguantó más: por más que quiso, esa no era su vocación y decidió no continuar estudiando algo que no le gustaba.

 Con la ayuda de algunos familiares comunicó su decisión a los papás.

Los reproches no se hicieron esperar: “¿Y ahora lo dices, después de haberte pagado con inmensos sacrificios seis semestres de una carrera que ahora resulta que no te gusta? ¿Sabes cuántas horas extra hemos tenido que trabajar para pagarte el estudio en una universidad privada y costosa? ¡No! Definitivamente eres una desconsiderada y una irresponsable!”

 Pero los padres son padres y terminaron pagando en otra universidad privada una carrera nueva: ingeniería electrónica.

La muchachita se graduó, era muy buena para las matemáticas y sí, esa era la carrera para la que tenía aptitudes. Hoy es la gerente general de una empresa multinacional líder en electrónica.

 Ahora la situación es diferente: existe algo que se llama ORIENTACIÓN VOCACIONAL, donde personas con amplia experiencia descubren cuáles son las aptitudes de cada bachiller y lo dirigen hacia las carreras en las que mejor les irá para convertirse en excelentes profesionales.

 En algunos colegios, (muy pocos) dedican algunas horas en grado once para tratar de orientar a los estudiantes en la escogencia de la carrera que van a estudiar. Pero si los papás no quieren malgastar su dinero pagando la carrera que equivocadamente escogió su hijo y que finalmente quizás abandone, sería conveniente buscar el apoyo de profesionales expertos en Orientación Vocacional.  A la vuelta de pocos años ese gasto aparente se convierte en inversión en un buen profesional,  que por haber estudiado aquello para lo que tenía aptitudes es excelente y feliz por trabajar en lo que le gusta.