Hace algunos años se escuchaban frases como
estas:
¡No te pongas brava!
Espérame; voy a ponerme un saco.
María está poniendo la mesa.
Te pondré un giro.
Le pusieron un nombre muy lindo.
Puso todo su dinero en esa apuesta.
Se puso del lado de su hermano.
Se puso verde de la envidia.
Me puse roja de la ira.
Se puso de mal genio.
Se puso un pantalón rojo.
¡Te pones a estudiar ya!
¡Todas las
anteriores y muchas más se escuchaban con frecuencia!. Pero a no sé quién, se le
ocurrió decir que las que PONEN son las gallinas. Y efectivamente, quien lo afirmó
tiene razón, pero se le olvidó que también PONEN las palomas, las garzas, las canarias, las tórtolas, todas
las aves y también las tortugas y los peces. Al poco tiempo, el verbo PONER,
que corresponde a un verbo de segunda conjugación y que tiene 44 acepciones en
nuestro diccionario de la lengua, quedó estigmatizado y condenado a tener un
solo significado: el número 11 que dice: “Dicho de un ave u otro animal
ovíparo: Soltar o depositar el huevo”.
Sin pensarlo dos
veces muchas personas comenzaron a
remplazar el castizo verbo poner por colocar y escuchamos:
Me coloqué furioso
Voy a colocarme unos aretes.
Se colocó contento
y muchas expresiones más, totalmente incorrectas porque el verbo poner
tiene una muy variada gama de significados (44), y el verbo colocar sólo tiene
5 perfectamente definidas De modo que al usar el verbo colocar en lugar de poner se están cometiendo errores imperdonables
porque se le están otorgando significados que no tiene y no podemos relegar al gallinero todos los
que tiene el verbo poner.
¡No le tengamos miedo al verbo poner! Es castizo. Y para estar seguros,
consultemos el diccionario de la Real Academia Española de la Lengua; si no se
tiene a la mano la última edición, se puede consultar en internet.
Hasta la próxima
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