Ambas
situaciones son posibles; pero depende del caso que se pidan o se presenten
disculpas.
Cuando
se recibe una ofensa (sobre todo si es injustificada) se espera una disculpa de
quien ofendió; es decir, se aguarda una explicación o una excusa.
En este
caso, quien profirió la ofensa da o presenta excusas o disculpas a la persona
ofendida: “Te presento disculpas (o te doy excusas); en realidad, no quise
ofenderte.”
Pero
el ofendido puede pedir que quien ofendió se disculpe: “Me ofendiste; espero
que te disculpes.”
Así
las cosas, no es correcto que quien lanzó una ofensa pida disculpas, sino que,
en este caso, debiera ofrecer disculpas.
Sin embargo, es frecuente
escuchar que el hijo que cometió un error, le diga a su progenitor: “Por favor,
discúlpame; te pido disculpas y no se repetirá.
En este caso, el hijo no puede pedirle disculpas a su padre, sino que
debe darle disculpas
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