sábado, 20 de febrero de 2021

La correctora de estilo de los ángeles

 

29/11/1942- 13/02/2021

Ella es Edith, la dueña para siempre de este blog. La mujer de quien aprendí a amar las letras: mi madre. Se fue como un suspiro en la noche y la voy a extrañar mucho... porque además de ser quien me dio la vida (razón suficiente para amarla), era mi llave en los procesos de acompañamiento a escritores,  mi correctora de estilo de bolsillo, la que siempre dio alas a mis textos y a los de mi padre.

Maestra de maestras, de muchos periodistas, comunicadores, abogados y de aquellos que de una u otra forma tenían relación con las letras. Se ganó el título de Maestra no solo por su profesión sino por su don y amor para enseñar, por su entrega profunda a cada estudiante. Todo lo que sabía, lo puso siempre al servicio de los demás. La"señora de las comas",  como le decían, se emocionaba al ver el crecimiento de sus alumnos y por años acompañó a muchos de ellos en el desarrollo de las tesis de sus maestrías y doctorados. 

Muchos sólo conocen de mi madre su oficio como correctora de estilo y profesora de español, sintaxis, redacción y ortografía, pero era una caja de bellas sorpresas:

Una hermosa argentina nacionalizada en Colombia que tenía manos de artista y artesana. Tuvo una academia de tejidos donde enseñaba crochet, tejido en dos agujas, bordado, pintura en tela, macramé, ñandutí, punto tunesino; hacía velas, pintaba cerámica y gracias a esa magia que la envolvía, mi casa ahora está llena de su alma en cada pedacito hecho por ella. Mi madre también cantaba, tenía una voz hermosa que animaba con su guitarra y de su garganta brotaban zambas, gatos, chamamés y chamarritas. 

Cocinaba como los dioses y nunca más, estoy segura, disfrutaré un chimichurry como el suyo, ni nadie será capaz de preparar un esponjado de limón como el que ella hacía. En mi mente se quedará el sabor de sus cenas de Navidad y en mi recuerdo las rosas que hacía de zanahoria y pimentón para adornar sus banquetes  (que eran toda una fiesta). 

Mi madre nunca se le "arrugó a nada" y de ella aprendí la capacidad de emprender, de levantarme ante las dificultades, de perseverar, de nunca rendirme. De mi madre guardaré para siempre los buenos recuerdos, me sentiré arropada por la última cobija que tejió para mí, desayunaré sonriendo a su mantel bordado de golondrinas y sabré que está ahí cada vez que escriba recordando la razón de un punto y coma.

Mi madre está hoy en el cielo y estoy segura de que ha recibido el título de correctora de estilo de los ángeles. Sé que en su nuevo oficio enviará por el viento tildes, tiempo verbales, palabras correctas y acentos.

Por eso si alguna vez sientes que llegan a tu mente definiciones de palabras o si al escribir pones más atención que siempre a la puntuación y a la gramática, ten por seguro que es mi madre que te está soplando el uso correcto del lenguaje. 


8 comentarios:

  1. Un gran reconocimiento del que se sentiría muy complacida doña Edith. Se sienten el amor y el respeto. Los puntos y las comas donde corresponden. Las tildes felices.

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  2. Hermoso escrito Cris, no la conocí, pero con cada descripción minuciosa pude cerrar mis ojos e imaginarme el sabor de esas cenas navideñas y otros detalles que en vida tejió para recordarte en su ausencia lo mucho que te amó.

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  3. Admiración a una gran mujer, maestra y ser humano. Gran legado dejó con su vida. Gran abrazo Cris.

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  4. Hermosa descripción de una mujer integral que no pasó en vano por este mundo. Deja un gran ejemplo y agradezco a la vida por haberme permitido compartir con ella. Mi cariño por siempre tía Edith y cuando cuando llegue mi momento seas una de las almas quien esté allí para recibirme; eso sí, con tu sonrisa y el esponjado que quedó pendiente.

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  5. Gran maestra y mujer. Agradezco el haberla conocido y que me hubiera instruído. Su pasión en todo lo que hacía es un tesoro invaluable. Dios la tenga en la eternidad y conserve su maravillosa sonrisa.

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  6. ¡Hace rato, cómo desde el día qué supe sobre la partida de la dulce, sonriente, cordial, respetuosa Edith; de manos qué no solo tejian lanas e hilos, bordaba sueños y esperanzas, sino qué también enseñaba puntos y comas, escribía versos y muchísimo más. Me perdí los últimos diez años de su valiosa amistad, debido a la distancia y las diversas ocupaciones qué absorbían el tiempo y hacían largo el camino. Cómo una jugada traicionera del Tiempo: ¡Cuando la volví a saber cerca,la pandemia me encerró, imagino que también a ella y a su respetable y también hombre de letras, esposo! ¿Y qué llega? ¡La irremediable noticia, se fue, de manera repentina, se fue! Ahora este maravilloso escrito de su hija, a quien no conozco, pero qué refleja la mayor herencia qué Edith le pudo haber dejado,y qué, está plasmada en ésta hermosa publicación ... ! ¡Vuelven a salir las lágrimas, más copiosas qué el día qué me enteré de qué ahora,contempla el Rostro de Nuestro Creador. ...

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  7. Creo y sin temor a equivocarme sé escribe tunecino y no tunesino ensarsaste tanto a tu madre que te olvidaste de ti disculpa sí no pongo puntos ni comas no soy cultor de ello por eso admiro al Gabo Márquez

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