jueves, 23 de noviembre de 2017

RESPONSABILIDAD PEDAGÓGICA DE LA RADIO

La radio es el medio de difusión que llega hasta los más remotos rincones de nuestro país; además, tiene la particularidad de que se puede escuchar aunque se tenga las manos ocupadas.
En los buses que recorren las calles citadinas y en los que van por las carreteras, se oye alguna transmisión radial, a veces con demasiado volumen. Y es común ver a los cogedores de café con el “coco” pendiendo de la cintura y el aparato de radio colgado del hombro o del cuello.
Al contenido radial se le otorga credibilidad; de ahí que sea tan importante que periodistas y locutores usen nuestro idioma de una manera correcta. Recuerdo una anécdota simpática: alguna vez corregí a un trabajador una palabra mal dicha y me contestó: “No señora; el locutor de La Paisa lo dice así, y él sí sabe.”
Como quien dice: usted no sabe nada. Y seguramente, en algún programa de humor el locutor de La Paisa dijo esa palabra en broma y el trabajador la tomó en serio.
Escuchando noticieros y otros programas salta a la vista (o al oído) que muchos de quienes hablan por radio utilizan mal gran cantidad de palabras y giros idiomáticos sin pensar en su responsabilidad pedagógica. Y van algunos ejemplos.
Se escucha con frecuencia: “al interior de...” en lugar de “en” o “dentro de…”, según el caso. Veamos: en español tenemos dos contracciones: del, formada por la preposición de más el artículo el y al   que se forma con la contracción de la preposición a y el artículo el.
Esto quiere decir que cuando decimos al en realidad estamos diciendo a el.

Si se dice: al interior de la sociedad se han detectado varios casos, no se expresa el contenido deseado, razón por la cual esa forma de expresión incorrecta debe remplazarse por: “en la sociedad” o “dentro de la sociedad”, y ahí sí tiene sentido la oración.

Otro tanto sucede con “al momento” cuando lo correcto es “en el momento”

En un solo noticiero conté veinticinco errores, entre ellos: uso exagerado de la voz pasiva de los verbos (el español es una lengua eminentemente activa), el incorrecto “por parte de…” del que se han ocupado conocidos filólogos; la falta de concordancia de número en: “se conoció los cargos…” cuando lo correcto es se conocieron, el uso exagerado y además incorrecto de la palabra “tema”; el verbo “aperturar“ que no existe en español; se confunde el accionar con las acciones…


¿Por qué sucede esto? Simplemente porque ni en la educación primaria ni en la secundaria se enseña el español como materia desde que algún ministro estrella de educación quitó la materia de los programas de enseñanza.
De la ortografía mejor ni hablar para no llorar. Hace poco un estudiante universitario me preguntó cuál era la diferencia entre haya, halla y aya, porque para él sonaban lo mismo, pero no sabía cuál debía utilizar en cada caso.

Es posible que existan periodistas y locutores conscientes de su poco conocimiento de nuestro idioma (aunque seguramente hablan y escriben francés o inglés perfectamente), y se preocupen por averiguar y aprender; pero creo que debieran ser las asociaciones que agrupan a dichos profesionales las que se preocupen por ofrecer cursos de español a sus asociados; porque recordemos aquella frase de Álex Grijelmo: “Si el español se hunde, los pueblos que lo hablamos perderemos identidad”.

viernes, 10 de noviembre de 2017

ERRORES GRAMATICALES

Con muchísima frecuencia no solo se leen textos plagados de errores ortográficos, sino también con errores gramaticales. Internet está lleno de ellos en los correos electrónicos o en artículos escritos tal vez, sin mucho cuidado. Y también se observan en trabajos escritos por universitarios. Pero si se pone un poco de atención pueden superarse estas fallas.
A continuación, se encuentran dos errores gramaticales muy comunes, cómo evitarlos y cómo resolverlos
1. La coma entre el sujeto y el predicado
Nunca se debe poner una coma entre el sujeto y el predicado de una oración. Este error se produce en algunos casos, debido a que al hablar se hace una pausa; pero es necesario tener presente que los signos de puntuación no siempre se corresponden con las pausas que tienen lugar en el discurso oral.
La frase: “Todos los estudiantes, asistirán al encuentro programado”, refleja un error frecuente que hay que evitar.
2. Queísmo
Así como el dequeísmo consiste en añadir la preposición de cuando no se debe (*Me contó de que se iba a Bogotá), el queísmo consiste en lo contrario, en omitirla. Es común que se cometa este error como en el siguiente caso: “Me alegro que te hayan dado ese puesto”, cuando la expresión correcta es “Me alegro de que te hayan dado ese puesto.” Este error se presenta por miedo al dequeísmo.
Para evitarlo, se debe prestar atención al verbo principal de la oración, porque muchos de ellos exigen la preposición de: alegrarse de, acordarse de, olvidarse de...
Un pequeño truco puede ayudar a emplear bien las expresiones que y de que.
Consiste en transformar la oración de tal manera que aquello que se va a escribir sea la respuesta a una pregunta. Por ejemplo; si se va a escribir” Voy a conseguir de que venga temprano” surge la duda; ¿de que venga o que venga?
Entonces se interroga: ¿Qué voy a conseguir? (nunca se diría “¿de qué voy a conseguir?”); y aparece la respuesta; voy a conseguir que venga temprano.
De esta forma no habrá dequeísmo ni queísmo.

Hasta la próxima.

jueves, 2 de noviembre de 2017

¿DEBE O DEBE DE...?

Redactar es escribir aquello que se piensa, que se siente; el resultado de una investigación y mucho más: en resumidas cuentas, poner en orden las ideas y compilar. Pero en esta tarea debe reinar la claridad, precisión, concisión y corrección, a lo que se oponen los errores que se cometen, generalmente porque quien escribe cree que está en lo cierto y por eso no indaga.

Entre los errores más comunes se encuentran las dificultades o los vicios cuando se usan ciertos vocablos; entre ellos las expresiones DEBE y DEBE DE…
Muchas personas, al verbo deber le agregan a continuación la preposición de y con esto pretenden darle un carácter de obligatoriedad a la expresión. No obstante, en esta forma se logra expresar suposición o probabilidad.
Veamos algunos ejemplos:

La pregunta: ¿A que hora llegará Juan? Tiene dos posibles respuestas:
1.- Se sabe exactamente a qué hora llegará, en cuyo caso la respuesta correcta es: Debe llegar a tal hora (las 2, 4, 9 o la que sea)

2.- No se sabe la hora exacta de la llegada de Juan y se supone que es probable que llegue alrededor de tal hora (las 2, 4, 9 o la que sea) y en este caso la respuesta correcta es: Debe de llegar a tal hora (las 2, 4, 9 o la hora que sea).


Desaprender algo no es fácil; pero ayuda el conocimiento del error y de cómo corregirlo.