Son muchos
los textos que llegan a mis manos para que realice corrección de estilo, de
redacción y ortografía.
Las palabras
bien escritas no tienen discusión, el estilo es propio de cada autor y en
cuanto a al redacción, a veces esta es un poco enredada y sin cambiar las
ideas, hay que tratar de enderezarla.
Escribir no
es solamente llenar hojas con un texto; es entregar contenido interesante de
acuerdo con el área que se conoce, es escribir de manera agradable para el
lector y no abrumarlo con palabras innecesarias cuando se puede expresar con
menos, o a veces con una sola.
Recuerdo que
no hace mucho, en mis días de docencia universitaria, escuchaba en la boca de
algunos colegas: “para la próxima me traen un ensayo de cinco páginas” y los
estudiantes, para cumplir con la tarea, daban vueltas sobre lo mismo,
expresaban las mismas ideas de diferente forma porque tenían que llenar cinco páginas cuando el tema podía escribirse
bien en solo tres.
Si se tiene
en cuenta que todo texto debe responder a las condiciones de claridad,
precisión, concisión y corrección se advierte que en muchos escritos estas
condiciones no se cumplen y que la concisión es la más ausente.
Se comprueba
lo anterior en el uso de los verbos: se
emplea la definición en lugar del tiempo
correspondiente; por ejemplo: “la niña metió el pie en lo hondo del barro” y
puede decirse con toda corrección “la niña hundió el pie en el barro”; “lo
declararon culpable de haber cometido el delito y le dieron 10 años de prisión”,
pudo decirse simplemente, con menos
palabras; “lo condenaron a 10 años de prisión”, porque si lo condenaron fue
porque lo declararon culpable. Y aquí va otro ejemplo: “El tabaco produce un
efecto perjudicial en el organismo”; con menos palabras y en forma más directa
es correcto decir: El tabaco perjudica al organismo.
Cuando se
escribe es conveniente tener presente las características de un buen texto:
claro, preciso, conciso y correcto.
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