Durante mis días de docencia universitaria, tanto
estudiantes como docentes decían que
escribir era muy difícil y estos últimos, muchas veces decían que no tenían
tiempo de escribir cuando les solicitaban su colaboración para alguna
publicación institucional.
Después de analizar la situación pude llegar a una
conclusión: quienes afirmaban que escribir era una tarea difícil no sabían
gramática (morfología, semántica, sintaxis, ortografía). En su educación
primaria aprendieron qué es un verbo, un sustantivo, un adjetivo e hicieron
muchos ejercicios. Esos temas son fundamentales en ese nivel de instrucción.
Pero en la educación secundaria no vieron una materia
muy importante: español.
No obstante, cursaban varios años de una lengua extranjera,
generalmente inglés, o francés y aprendieron a conjugar los verbos y a redactar
en ese idioma.
Sin embargo, antes de que un Ministro “estrella” de
Educación quitara el español de los programas lectivos, sí se sabía escribir
bien, con facilidad, y en los concursos
de redacción había trabajos muy buenos.
¿Por qué quitó la materia de los programas de
educación secundaria? Porque ¿para qué estudiar español si es nuestra lengua
materna?
Y ahí están los resultados.
Muchas personas escriben bien, quizá porque se han
preocupado por aprender, han insistido en escribir y han aceptado las
correcciones de quien está capacitado
para hacerlo; pero muchos otros, aunque tienen un sinnúmero de hechos
para contar se guardan sus experiencias por temor a escribir.
Y ahora pensándolo bien, los correctores de textos
debemos estar agradecidos con aquél Ministro “estrella”. ¿O no?
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